Cocina para amar

Llega de nuevo San Valentín y los escaparates gastronómicos se llenan del símbolo del amor: galletas, cajas de bombones, pasteles y chocolates en forma de corazones rojos compiten por ser el mejor regalo del 14 de febrero, junto con menús de cenas para para enamorados. Si el regalo es dulce y se puede degustar despacio, mejor. Porque, sin duda, el amor es algo que merece cocinarse a llama lenta.

Chinos, hindúes y árabes ya hablaban de Filtros de Amor para los amantes. Pócimas, recetas y jarabes que prolongaban el éxtasis y aumentaban la potencia sexual del hombre desde hace miles de años. También el Kama Sutra incluye recetas para disfrutar de una vida sexual feliz y consejos que recomiendan no tener “el estómago lleno de comida y bebida” para no sufrir “apoplejía y gota” mientras orienta al hombre a “comer alimentos fortificantes”.

La filosofía oriental del Tao, que considera a la mujer energía Yin y al hombre Yang, compara la unión sexual entre ambos como la fusión con el cosmos, una ceremonia en la que el Chi (espíritu y energía) de ambos vibra con el pulso del Universo.

Pero la fusión entre lo masculino y lo femenino no se alcanza tras la cena con un menú que incluya ostras jugosas, sopa de espárragos y un delicioso postre de higos con salsa caliente de chocolate. Este es un deleite de otras sensaciones sublimes. ¿Y por qué no? Pero no nos cambia el trabajo nutricional de todo un año.

Cena de una noche y efectos afrodisíacos inmediatos es más bien pura ficción. Lo que sí se puede conseguir es despertar los sentidos. Con colores, formas, sabores sugerentes que inviten a seducir y a preparar un encuentro mágico.

El deseo sexual comienza en el cerebro (hipotálamo) y desencadena un complejo sistema de reacciones químicas y hormonales. Pero ¿un plato de espárragos nos incrementa la líbido?

Si no hay unos riñones fuertes y una capacidad de respuesta, los afrodisíacos no sirven para nada. Me explico. La fertilidad y la potencia sexual van unidas a la buena salud. Y una persona saludable incluye en su nutrición las relaciones sexuales. Pero si estamos cansados, saturados, deprimidos o descolocados en la vida, poco deseo nos despertarán las ostras, los espárragos o el jugo de granada. Pues, al tanto, porque el hombre español está perdiendo espermatozoides y cada vez arrastra más problemas de fertilidad.

Y hay muchos elementos que debilitan. Por encima de todos el azúcar y sus derivados. Y otros que deprimen. Shakespeare ya alertó sobre el alcohol en Macbeth: “Provoca el deseo, pero impide la ejecución”.

Para cocinar amor todo el año hay un buen listado de productos que nutren y refuerzan el sistema reproductor: todos los alimentos que proceden del mar, incluidas las algas, trigo sarraceno, legumbres de azukis, arroz, bardana, jengibre, perejil, borrajas, castañas, berros, sésamo negro y fruta seca oscura. Y especialmente para el hombre: anguilas, caballa y almejas.

Y hay otros alimentos que los sexólogos recomiendan incluir en la dieta para nutrir la líbido, pero no como plato milagroso de una noche:

Higos: Tienen abundante vitaminas A, Bl, B2, B3 y C y una alta concentración de azúcares perfectos para una larga noche de amor. Su carne jugosa y su dulzor dice todo lo demás.

Ostras: Su alto contenido en zinc aumenta la producción de esperma y tetosterona.

Aguacate: Fruto del que los aztecas llamaron “Árbol del testículo” . Su vitamina B6 regula la producción de andrógenos, hormona precursora de la testosterona.

Espárragos, almendras, marisco, cacao, rúcula, ajos, jugo de granada y una copita de vino tinto……

Para propuestas más exóticas podéis probar con Filtros de Amor como el Jarabe de Ginseng (cocer la raíz durante dos horas en un poco de agua), Oro de Albaricoques (triturar unos albaricoques secos con un poco de agua y miel de arroz) e Higos Dorados (terapia yóguica para la impotencia que se preparar con higos maduros frescos, hebras de azafrán y leche vegetal).

Yo voy a probar el Aqua Mirabilis: partes iguales de canela, jengibre, tomillo, romero, nuez moscada y raíz de ciperácea molido y macerado en vino una semana. La panacea del siglo XVII y ya festejaban a San Valentin!

Mercedes Morales
www.mamabio.es

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