Sobrevivir a las ensaladas veraniegas

Las terrazas y los restaurantes al aire libre se llenan estos días de cenas veraniegas entre amigos en las que se come de más y no precisamente platos lights .

A todos nos resulta muy fácil  asociar las ensaladas con el verano. Mucha verdura cruda en el plato, variedad de lechugas, brotes verdes, pepino, pimiento,  cebolleta…

Pero pasar de la comida del otoño, con guisos más completos, a un exceso de ensaladas es dejar al cuerpo desprotegido.

El verano tiene sus recetas. Y no todo  es lechuga y tomate. También son cremas de legumbres frías, ensaladas de pasta, de arroz, de lentejas, de garbanzos…y un sinfín de combinaciones que permiten refrescar el cuerpo

La cuestión es ¿cómo comemos en verano?

En muchos casos, peor que en otras estaciones del año  porque se come más veces  fuera de casa, en el chiringuito de la playa (chipirones o boquerones fritos  con un aceite poco deseable), chips, patatas bravas, cerveza…. y por la noche se completa con las cenas y  copas con los amigos.

Recibimos el verano con un régimen acelerado (dieta total por unos días!)  para quitarnos los kilos de más del invierno en la tradicional operación bikini  (bañador para ellos!)  y  acabaremos la temporada peor que la comenzamos, con más barriguita e hinchados de tanto helado, aperitivos  y vinos. ¿Te ves en esta situación?

Pues todo tiene un término medio.

El verano se corresponde con el elemento Fuego, que rige el corazón y el intestino delgado. En la naturaleza es el momento de la floración de los vegetales y de todas las verduras de fruto.  Se incluyen en estos dos grupos la escarola, las alcachofas,  el  tomate, el pepino, los pimientos, las berenjenas, los calabacines. Todos ellos nos refrescan y expanden más que las verduras de hoja. Es pues ahora el momento lógico de consumirlos. Pero es ir contracorriente tomar una ensalada de tomate en invierno. Nos cansa y debilita los riñones. Y es más razonable aún tomar ahora estas verduras de fruta si eres un consumidor de proteínas animales porque te ayudará a equilibrar tanto yang en tu cuerpo.

Pero también hay cereales de verano que tal vez no conoces. El más refrescante de todos es el maíz, que se puede preparar en forma de polenta o sémola, y también son de esta estación la quinoa (pseudocereal), la espelta, el kamut y el arroz de grano largo (tipo basmati).

Para nutrir corazón e intestino delgado se recomienda el sabor amargo de la achicoria, la escarola, las endivias o la manzanilla amarga y las frutas más recomendables son la sandía, el melón y el albaricoque.

Tan importante como saber los alimentos favorables es conocer qué nos perjudica más. Y en el caso de los intestinos todo lo que más lo ensucian son las sustancias pegajosas como harinas, quesos y mantequillas. Si quieres mantenerlos limpios, tu dieta deberá tener un buen aporte de fibra que arrastre en ellos todas las sustancias tóxicas acumuladas.

Una buena fibra, que además refresca, es la procedente del alga agar-agar con la que se pueden preparar ahora helados y gelatinas de frutas. Y además aporta cero por cien calorías.

Si queréis atravesar estos dos meses de una forma saludable y no morir en el intento, os recomiendo tomar nota de estas recetas veraniegas:

– Gazpacho de pepino

– Pastel de polenta con brotes verdes

– Crema de maíz

– Gelatina de melocotón

– Ensalada de frijoles con vinagre de arroz

– Ensalada de quinoa agridulce

– Endivias con germinados

Iré preparando cada unas de ellas en los próximos días en www.mamabio.es. Vivamos el Fuego del verano!

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