Entrevista a Juanma Romero (I): «Más que un inversor, nosotros traíamos un mecenas»

Durante muchos años, Juan Manuel Romero (Valencia, 1958) acudió a Mestalla en calidad de abonado con el único objetivo de disfrutar de su equipo. Más de cincuenta años como socio llevaron a este auditor censor jurado de cuentas a encabezar, junto a Javier Villalonga y Fernando Gómez Colomer, el proyecto Sempre Valencia presentado ante medios y aficionados en enero de 2013. Su caballo de batalla: la necesidad de vender una entidad desangrada y en apuros a un inversor foráneo que reviviese el club a nivel deportivo y societario.

Su padre, Gaspar Romero, conoció en sus carnes la dureza de estar en primera línea de una entidad en problemas en la década de los ochenta, cuando ejerció como tesorero y miembro de la junta directiva del Valencia en una época en la que la figura de Arturo Tuzón siempre quedará como ejemplo inquebrantable de honradez. Treinta años después, Romero contesta rápido y sin rodeos. El proceso de venta del Valencia deja, a su juicio, muchísimas incógnitas sin responder.

¿Cómo valora el acuerdo de Peter Lim con Bankia?

Es pronto para hacer valoraciones, no conocemos el contenido del acuerdo.

Hace año y medio Sempre Valencia ya propuso vender a un inversor…

Cuando dijimos aquello, fuimos los únicos en hacerlo. Con el tiempo mucha gente ha variado hacia esa opinión. Sempre Valencia fue la primera en decir que Manuel Llorente no era un buen gestor. Personalmente le achaqué no haber reducido la deuda en doscientos millones, como se dijo en aquel momento, y todavía espero que me responda. Teníamos un proyecto con un inversor al que vender el club con un pacto de recompra, que es un detalle que la gente olvida; y no entrábamos ni en subastas ni concursos. Dijimos que la venta era necesaria, aunque Generalitat, consejos anteriores, gente del mundo del fútbol… todos decían que no. Y hoy el Valencia está vendido.

¿A qué atribuye tanta resistencia a escuchar su propuesta?

Al desconocimiento total y absoluto que había de las cuentas del club. La afición no es responsable de la situación actual, sino los consejos anteriores y la Generalitat Valenciana.

Al respecto, ¿qué le pareció el apoyo de la Generalitat a la ampliación de capital de 2009 que ha acabado desembocando en la venta?

Podría entenderse que pudiera aportar un aval o garantía a un club de fútbol por 75 millones para la compra de acciones. No regaló 75 millones al Valencia. Avaló un dinero empleado en la compra de acciones en una ampliación. Evidentemente la Fundación no tenía medios para devolverlo, así que alguien debería haber señalado en su momento que ni iba a ser capaz y que, además, existía el problema de esquivar la asistencia financiera. Nadie advirtió de eso.

¿Incurrió entonces la Fundación VCF, bajo la presidencia de Társilo Piles, en alguna irresponsabilidad al no encontrar soluciones durante cuatro años para devolver el préstamo?

No hago responsable a nadie, tampoco a Társilo Piles, quien por cierto también era consejero en la época de Juan Soler. Creo que los que han estado en el club pensaban que, con tal de seguir en él, valía todo.

Tras presentar Sempre Valencia, ¿qué reacción se encontraron desde el club?

No hablamos con ellos, no teníamos que hablar de nada. Y si Manuel Llorente debía indicarnos el camino, mal íbamos. Al fin y al cabo era un empleado del club, muy bien remunerado y que había colaborado en el desastre en el que se ha convertido el Valencia en los últimos diez ejercicios.

¿Tuvieron alguna reunión con Amadeo Salvo y el nuevo consejo de administración?

Nunca. Con la gente puesta a dedo no teníamos nada que hablar, ni había necesidad de reunirnos. Hablamos en su día con la Generalitat Valenciana, que no se había preocupado durante cuatro años de los 75 millones de euros que había avalado. Sólo lo hizo cuando no podía hacerse frente siquiera a los intereses. Cuando hubo que hacerlo, la Generalitat cambió al presidente, a los patronos de la Fundación… Estaban muy preocupados por el aval. Antes de la sentencia que lo suspendía, estaba previsto realizar un cuaderno de venta y un protocolo de actuación: después de la sentencia, se quitaron de en medio. Y mientras tanto se repetía que el Valencia no se vendía en Generalitat, Ayuntamiento, cualquier órgano institucional o los propios Amadeo Salvo y Aurelio Martínez. Hoy, el Valencia se vende en un proceso de venta que deja mucho que desear y del que todavía no sabemos las condiciones.

¿Por qué dice que el proceso ha dejado mucho que desear?

Los préstamos de club y Fundación son dos asuntos bien diferenciados. En este proceso han actuado todas las partes, pero al Valencia no lo ha defendido absolutamente nadie. La Generalitat ha demostrado sólo estar interesada en que le rescatasen del aval, que es al fin y al cabo lo que ha hecho con Radio Televisión Valenciana. Dijeron a Aurelio y Amadeo que les apoyarían, pero se lavaron las manos tras lo del aval. La Generalitat dejó sólo al Valencia, aunque es cierto que el aval lo puso la administración anterior y no la actual. Bankia, como no podía ser de otra forma, tenía como máximo interés cobrar toda la deuda. En el caso del Valencia, hemos visto un presidente que se ha dedicado a buscar un inversor para seguir en el cargo. Lo planteó antes de la junta de diciembre y, lógicamente, ha acabado ganando el inversor que buscó el presidente. Creo que el club ha estado indefenso en este proceso.

Juanma Romero
Romero escribe en un papel durante la entrevista

También Sempre Valencia dijo traer un inversor de la mano…

El Valencia tenía una situación económica difícil, pero era puntual. Se podía ceder la propiedad de las acciones a un inversor para que gestionase la entidad, hiciese un buen equipo, potenciase la vertiente social, pero siempre con un pacto de recompra. Nos reunimos en tres o cuatro ocasiones con el inversor y alcanzamos un acuerdo sujeto a dos condiciones: que él pudiese realizar una auditoría de las cuentas del club, y el compromiso de recomprarle las acciones tras cinco o seis años y la ejecución de una serie de proyectos económicos.

No suena a inversor típico…

Más que un inversor, se trataba de un mecenas. Nadie pone dinero a cambio de nada, pero su objetivo final no era ganar dinero en el mundo del fútbol, tenía más cosas en mente y así se le explicó a la Generalitat Valenciana: no sólo había proyecto deportivo sino también proyecto para la ciudad y para toda la Comunidad.

¿Seguía Sempre Valencia interesado en comprar el club a finales de 2013, antes del anuncio de Bankia el 10 de diciembre?

No sólo eso, sino que pensábamos que a la Generalitat y al Valencia le resultaría interesante el proyecto. Pero los inversores no son ciegos ni sordos, y si leen y escuchan los mensajes que se mandan durante todo un año negando la venta del Valencia… Es difícil explicar a un inversor que sí se va a vender cuando todos los días leen declaraciones de Fabra, Císcar, Barberá, Salvo o Martínez diciendo lo contrario.

¿Cambió el nombre de su inversor a lo largo de estos últimos dieciocho meses?

No. Siempre fue el mismo. Un inversor con experiencia en el mundo del fútbol.

Entonces, ¿por qué Sempre Valencia no hizo acto de presencia en el proceso de venta?

El inversor nos dijo que no participaba en subastas ni pujas. Quería confidencialidad y exclusividad.

Si el proceso se hubiese roto, ¿podría haber reactivado su interés?

Si la Generalitat Valenciana hubiese tenido interés, hubiese sido cuestión de hablarlo. Pero era complicado.

¿Se planteó la posibilidad de unir a este inversor o mecenas con alguna de las otras propuestas que se presentaron para comprar el Valencia?

No me consta, aunque tampoco hubiésemos desechado la opción en caso de que alguien comprase el club y sólo le interesase el aspecto inmobiliario y no el deportivo. ¿Por qué no habríamos de hablar con ellos?

¿Qué pensaron cuando el 1 de abril, apenas unos minutos después de cerrarse el plazo, se conocieron detalles de las siete ofertas presentadas?

Teníamos claro que no participaríamos del proceso, y tampoco lo hemos seguido al detalle. La confidencialidad ha sido relativa: a veces se han filtrado datos interesados, y otras no se ha dicho absolutamente nada. Es difícil mantener el secreto cuando hay tantas partes interesadas.

¿Cómo valora el papel de Amadeo Salvo en el proceso de venta?

Fue un presidente puesto a dedo que ha hecho cosas positivas a nivel social, cosas que estaban también en nuestro programa. A nivel deportivo… ya lo hemos visto durante un año. Y en la vertiente económica parece ser que hacen falta 35 millones de euros para acabar la temporada. Una persona que llevó la bandera de que el Valencia es un sentimiento y de que era capaz de refinanciar la deuda, al final de la corrida no sólo no obtuvo la refinanciación, sino que además se lanzó a la caza y captura de un inversor con la condición de que él siguiera en la presidencia. Ha sido juez y parte. Se pusieron unas condiciones en el proceso muy discutibles, y pocas se han cumplido: con Lim algunas lo hacen a nivel social y deportivo, pero parece ser que el Valencia tendrá a nivel económico el mismo pasivo o más que el que tenía hace un año.

¿Qué le parece que hiciese alusión en una Asamblea Informativa a la posibilidad de acogerse al concurso de acreedores?

Son palabras que buscaban atacar al banco. Se precipitó con esas declaraciones y demostró saber poco sobre temas relacionados con concursos de acreedores.

¿Y el papel de Aurelio Martínez?

Creo que es una excelente persona y que tiene muchísimo prestigio profesional, pero creo que se ha visto desbordado por los acontecimientos. Al igual que cualquier economista, si presentó un proyecto de viabilidad y no se le aprobó, lo que debió hacer es irse a casa. Aunque luego se quedase por sentido de la responsabilidad y dijese que no firmaría la venta.

Juanma Romero
Romero escucha una de las preguntas de VLC NEWS

Fotos: VLC NEWS / Paco Polit

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