El grafiti y las pintadas pusieron, a veces, un toque divertido en alguna pared, pero hoy son una de las plagas más cargantes que padece el paisaje urbano. ¡Y cualquier otro! Nada se libra del pintarrajeo, ni los monumentos más admirados. Que se lo digan al faraón Amenofis III. Sobre un bajorrelieve de su templo en Luxor…
Piensen en el aficionado que más odio le tenga al Valencia. Ahora, entréguenle las riendas del club. Ni así, repito, ni así el despropósito resultante podría ser mayor. Sólo hay que enumerar algunas de las lindeces que entre unos y otros han llevado a cabo. La primera, fichar de inicio a un entrenador cuyo gran bagaje era ser segundo, y hacerlo ‘por bemoles’, sin consultar, sin preguntar.
Nada salió bien. Todo se torció a última hora como si de una mueca burlona del destino se tratara: seis meses de paz, buen rollo y decisiones deportivas acertadas se fueron al traste en escasasmente dos minutos. Hacía tiempo que no se daban cita a la vez tal cúmulo de despropósitos. Pero se dieron.
En un país con 6,2 millones de parados, cometió hace unos días el Banco de España la osadía de sugerir que, tal vez y de manera excepcional, debería permitirse la contratación por debajo del salario mínimo interprofesional. Muchos han sido los argumentos que se han dirigido en contra de una medida que, no lo olvidemos, sólo permitiría que se formalizaran relaciones…
Sin necesidad de entrenarse mucho, la alcaldesa de Valencia, en una rueda de prensa ofrecida el viernes, ha defendido sus posiciones, su inocencia y su honorabilidad, en este pequeño viacrucis del Caso Nóos, donde el juez quiere ver que cometió hechos imputables.
Personalmente no estoy afectado por el desaguisado producido con las emisiones de participaciones preferentes y de deuda subordinada. Por tanto, me encuentro en la misma situación que Ada Colau con respecto a los desahucios.
Soy consciente de que el título tiene un marcado acento gallego, pero es que les escribo desde esta bella tierra que baña el Atlántico, en concreto desde Novavila, un espacio único de mi querido amigo José Luis Vilanova. Les hablaré de este espacio y de esta tierra que ya les adelanto que no pueden ni deben perderse.
Escribo esto hundido en el asiento 12C del avión en mi último viaje con el Valencia para Canal 9 junto al entrañable Toni, un operador de cámara formidable. Él también cumple hoy su último servicio para la empresa donde ha dejado gran parte de su vida profesional. Trato de vislumbrar qué nos deparará el día de mañana y cómo será el Valencia del mañana.
Todos y cada unos de nosotros atravesamos momentos complicados en la vida. Momentos en los que no sabes hacia dónde tirar, en quien confiar y saber también qué valores o ideas debes apoyar o defender.