columna

Populismo contra realidad

No me gusta el populismo, nunca me gustó. Lleva acompañado algo de prepotencia, de sinrazón. Las masas son muy dirigibles en tiempo de crisis y jugar con sus sentimientos es demasiado fácil. El Valencia está viviendo días importantes, fundamentales. Días que marcaran su futuro y su historia. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Ese es el club de vuestros amores: un moribundo que necesita de un milagro más que de un doctor.

Carta al sentimiento valencianista

Dicen que cuando amas algo de verdad, ese amor es para siempre. Aunque seas una institución, yo te amo Valencia CF. Te amo desde que nací, y viéndote jugar partido tras partido, me transmitistes sentimientos tan grandes que, al latido de mi corazón valencianista, sangre blanquinegra corre por mis venas. Mi alma es tuya, tanto en las buenas como en las malas.

El ejército de Jokin

La batalla fue y será complicada. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Cientos de escuadrones cargados con las armas más mortíferas asediaban y asediarán al pueblo granota. Pero ahí estará un ejército que no falla, dirigido por un capitán que cumple como pocos con su labor. Motiva, ordena, sitúa a cada uno en su sitio preestablecido y no tolera bajo ningún concepto alarde alguno ni mal de alturas de nadie. El grupo es lo primero.

La gran esperanza fallida

Algunos futbolistas sorprenden por su prematuro desparpajo, llaman poderosamente la atención desde que aparecen en los grandes escenarios y se erigen en promesas a las que se les augura un futuro de lo más prometedor. Después, el tiempo ejerce de juez inexorable y se encarga de confirmar o de negar el vaticinio. Algunos jugadores justifican los elogios y ratifican las expectativas, mientras que otros, por el contrario, las defraudan y se quedan, por las razones que sean, en simples aspirantes.

Amadeo Salvo, presidente sin freno

Amadeo Salvo, presidente del Valencia elegido por… elegido en junio, que en 7 meses ha dado un giro a todo lo que pregonaba al comienzo, cambiando en ese tiempo de entrenador, de director deportivo, de delantero estrella, de discurso, de color las gradas de Mestalla, de buscar refinanciación a buscar la venta (trayendo él al comprador), de ser delfín de la Generalitat y Bankia a ir contra ellos, se ha lanzado de forma definitiva a una carrera cuyo final no se atisba, pero en ningún sentido.

El doble rasero

Aquí andamos una semana más, a vueltas con una venta que todos sabían que iba a alargarse un tiempecito. Y a ello habrá que sumarle la posventa, que será igualmente farragosa para todas las partes. El cambio de manos en el Valencia va para largo, pero eso ya lo saben. Así que hablemos de otras cosas.

And the winner is…

… not Peter Lim. Sorry for the spoiler, but I guess everyone is getting the hang of things at this point. It’s not a decision set in stone, but it’s as close as it can be. Peter Lim, Amadeo Salvo’s gamble towards retaining the control of the club, is the least favourite contender in the race to become Valencia’s new owner.

Este Valencia no tiene alma

El martes estuve en Madrid con dos ‘locos’ valencianistas en el Calderón. Quería volver a sentir el gusanillo de viajar con el Valencia . Aun recuerdo la ilusión con la que vivi mi primer desplazamiento hace ya muchos años. Jugaba el Valencia en Alicante contra el Hércules. Tres a cero y a casa, con triplete de Kustudic. El viaje mitigó el dolor y todavía mi buen amigo Juanmi y yo lo recordamos con un cariño especial. Fue en el año 1979 y la gran reflexión es que todavía sufro con el Valencia pero, lo más importante, todavia conservo al amigo.

Atraco para tres, caraduras por doquier

¡La cantidad de tinta que se habrá vertido para dar luz a la injusticia y desfachatez que caracteriza la Liga de Fútbol Profesional! Una pantomima diseñada para dos pero que, con el fin de acallar y silenciar las críticas, se va dilatando para ‘acoger’ a un tercero en discordia. Píntalo de verde, azul o fucsia. Esto es un despropósito y una mentira más grande que la deuda de los dos ‘grandes’ de esta competición adulterada y grotesca. Pero un poco más pequeña que la del esférico ‘bañado’ en oro.

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