columna

Una noche de abril en Mestalla

Aún no había cumplido los veinte años, cuando fui testigo de la mayor remontada jamás protagonizada por el Valencia a lo largo de toda su historia. Mestalla fue el escenario de una inolvidable goleada al Barcelona en la Copa del Rey. En la ida, los catalanes se habían impuesto por 4-1. En la vuelta, los pupilos de Pasieguito obraron el milagro y vencieron por 4-0 en la prórroga. Por entonces, los goles marcados fuera no tenían valor doble. Darío Felman fue el autor del tanto que proporcionó la clasificación a cuartos tras una memorable acción individual de Mario Kempes. Aquello fue la locura. Dos meses después, el Valencia se plantaba en la final y conquistaba el título.

CSI Mestalla

Con un proceso de venta en marcha que deja a la serie «House of cards» en un capítulo de Heidi, y una eliminatoria europea con obligación de remontada basada en el factor del que más adolece este equipo, el gol, la verdad es que me da siempre por pegarle vueltas a la cabeza del porqué del ocaso absoluto futbolístico del Valencia.

Kurt, Manolo y Alfonso: vuelven los noventa

Las efemérides son tan puñeteras que logran hacer confluir temas y personas aparentemente inconexas en fechas puntuales como este 5 de abril. Se cumplen veinte años desde que Kurt Cobain decidiese disparar su recortada para acabar con su vida, y apenas doce meses desde que Manuel Llorente apretó su particular gatillo dimitiendo como presidente del Valencia.

Escollo salvado

Llegados a este punto, se abre un nuevo escenario en la vida del Valencia repleto de conjeturas. El primer escollo se ha salvado. El proceso de venta ha superado su fase inicial, algo que no parecía tan sencillo a tenor de lo enrarecido que estaba el ambiente y la tensión generada. El camino recorrido ha sido tortuoso, atrás han quedado episodios rocambolescos que han frenado el desarrollo previsto inicialmente.

Fracasa-dos

Porque de dos fracasos voy a hablar hoy en este rinconcito que da últimamente para pocas alegrías, muy a mi pesar. Tras la derrota ante el Getafe por 1-3, el primer fracaso del que cabe hablar es el del proyecto deportivo de Amadeo Salvo. Escribía servidor hace un par de semanas aquello que canta Carlos Goñi de «es lo que es, hay lo que hay, por ahora no dan más», a lo cual hay que añadir aquello que cantaba Serrat de «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio». Porque más allá de filias o de fobias, la realidad es que el proyecto deportivo de Amadeo Salvo es un fracaso.

Nos importa el Valencia

Les digo la verdad, estoy bastante asqueado de todo lo que rodea a la venta del Valencia. Asqueado y harto. Al final, el club se lo quedará aquel que no ponga mas de cien millones de euros y vuelva a negociar la deuda, no hay más. Ni mirlos blancos ni jeques generosos ni nada. No quedan demasiados ricos altruistas, nunca lo fueron; ni tampoco estamos vendiendo el producto con ilusión e inteligencia.

Enemigos públicos y el Libro Gordo de Mourinho

El fútbol y la vida son caprichosos y en la mayoría de casos van juntos de la mano. Experimentan mismas emociones. Sentimientos contradictorios. Rabia. Impotencia. Felicidad. Lágrimas de tristeza que evidencian un oscuro final y sonrisas que motivan a pensar en un éxtasis inigualable. Balón y corazón vuelven a cruzarse ahora para dos equipos y dos aficiones fronterizas.

La hora de Guaita

La reaparición forzosa de Guaita trae un mensaje implícito: llega su hora, el momento de demostrar su nivel de respuesta ante el reto que se le presenta por delante. El guardameta fue bien recibido por la parroquia de Mestalla cuando hubo de suplir al lesionado Alves en el choque ante el Villarreal.

¿Qué fue de Babà?

Que nadie se asuste porque no se ha extraviado, no se ha dejado el fútbol todavía y lo tenemos localizado. Entrena con sus compañeros todas las mañanas en Buñol y es un elemento más, dentro de una plantilla que mañana quiere sumar una revitalizante victoria ante el Betis que les deje un añito más en Primera.

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